La nueva edición de la Milán Fashion Week por fin disfrutó de uno de los desfiles más esperados. Gucci hizo gala de todo el glamour por el que se ha caracterizado siempre y mostró una colección en tonos vitamina como el fucsia, turquesa, coral y amarillo, en una colección donde las mangas, los escotes y el estampado serpiente fueron los protagonistas.
Con la paleta cromática que Frida Giannini mostró, quedó claro que el monocolor es la tendencia a seguir en vestidos largos de alfombra roja, con volantes, mangas y escotes de espalda, así como los vestidos cortos, acompañados de collares XL.
El desfile de Giannini estuvo rodeado de un aire setentero en sus trajes pantalón con blusones también en monocolor, carteras en pitón y coletas pony. Los trajes cortos de top en manga larga, abrigos cortos y minivestidos en estampado serpiente de colores destacaron sobre la pasarela en el que los escotes vertiginosos marcaron la jornada.
Frida Giannini estuvo rodeada de sus incondicionales entre los que se encontraba carlota Casiraghi, imagen de la firma, y que lució un traje setentero en denim con camisa masculina y convirtiéndose en el vivo retrato de su madre Carolina de Mónaco en los setenta.
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